Los servicios
móviles de biblioteca-bibliobuses- son métodos para implementar en la extensión bibliotecaria. El presente
artículo centrará su estudio en los bibliobuses y es importante tener presente que
los servicios móviles de biblioteca, incluyen también otros medios de
transporte. Así algunos países de Asia o del norte de Europa no es extraña la
utilización de barcos para acercar la biblioteca a poblaciones de la costa con
difícil acceso por carretera. En la
India existen bibliotecas ambulantes transportadas en
bicicleta.
Un poco de historia
Los primeros
bibliobuses empezaron a funcionar en los EE.UU, pero la idea, es el resultado
de una serie de tentativas que incluye desde los clubs de lecturas hasta las bibliotecas
viajeras. Hacer su historia requeriría estudiar los esfuerzos de los libreros
por llevar su mercancía hasta las más apartadas aldeas y estudiar el compromiso
de los poderes públicos con la idea de difusión de la lectura. Los bibliobuses
nacen cuando esas dos historias se confluyen.
Ya en el siglo
XIX, y con fines comerciales se establecieron en Inglaterra las “circulating libraries” (bibliotecas de
préstamo), creadas por libreros, que permitían, mediante un abono anual o
mensual, retirar libros para su lectura en casa. También es de principios del
siglo XIX la idea, puesta en práctica por Samuel Brown en Escocia, de crear bibliotecas itinerantes.
Consistían en pequeños lotes de unos cincuenta volúmenes que se establecieron
en todos los pueblos donde pudiera encontrarse una persona que se
responsabilizara de los libros. La biblioteca se renovaba cada dos años y se quería
crear en número suficiente para que cualquier ciudadano pudiera encontrar una
a menos de dos millas de distancia de su
residencia. Fue William Brown (hermano de Samuel), quien tiempo después puso en
marcha la misma iniciativa en EE.UU.
En 1893,
Melvin Dewey que trabajaba en la biblioteca de Albany (New York) obtuvo permiso
para probar un método, que consistía en enviar colecciones viajeras a lo largo
de todo el condado. El experimento tuvo tanto éxito que fue imitado en otros
lugares de los EE.UU. En 1897 algunos
clubs de mujeres, con el ánimo de difundir la lectura, empezaron a enviar
libros por tren a las montañas para ser
luego distribuidos con animales de carga. En 1905 empezó a funcionar un sistema
de reparto de libros a domicilio. También esta iniciativa fue imitada, con la
particularidad de que se cobraban unas cuotas por este servicio bibliotecario.
Los libros se transportaban en carros y la cuota se cobraba anualmente. Ya en
1904 Mary Titcomb, sugirió la necesidad de crear un “carro-biblioteca” para
proporcionar libros a los granjeros a través de una ruta que incluía 66
estaciones. En 1905 Joshua Thomas empezó a recorrer la primera ruta servida ya
de una manera sistemática por un servicio móvil de la biblioteca. Así se dio
comienzo a la verdadera historia de los bibliobuses. En los años treinta los
servicios bibliobuses se fueron extendiendo a lo largo de todo el país. En la
53 º Conferencia Anual de la American Library
Association (ALA) celebrada en 1931 se discutió sobre el papel de los
bibliobuses en la sociedad americana. En 1937 operaban 60 bibliobuses en todos
los EE.UU., siete años mas tarde, a pesar de la crisis por la guerra mundial,
este número había ascendido a 300. En 1950 esta cantidad se había duplicado y
para 1956 eran ya 900 los bibliobuses. Mientras tanto, otros países habían ido
acogiendo entusiasmo por la idea. Los primeros bibliobuses se introdujeron en Japón,
en 1946, en Pakistán, en 1957 y en Bélgica en 1959. Los bibliobuses conocieron
un gran auge en los años sesenta. En la década de los setenta, debido a la
crisis del petróleo, también los bibliobuses sufren una gran crisis en todo el
mundo, dejaron de funcionar. La imagen negativa de los bibliobuses fue difícil
de cambiar en los años ochenta, cuando la atención de todos se volvió hacia la
automatización.
Funciones de los bibliobuses
1.
Llegar hasta aquellos lugares a donde no llegan las
redes de bibliotecas tradicionales.
2.
Los bibliobuses pueden ser una solución provisional
para cubrir necesidades de aquellos lugares que han experimentado un rápido
crecimiento sin dar apenar tiempo a reaccionar a los poderes públicos en los
que a servicios se refiere.
3.
También puede suceder el caso contrario: pueblos y
barrios que ven como reduce drásticamente su censo de población, hasta el punto
de desaconsejar seguir manteniendo servicios con los que habían contado en el
pasado. A veces el propio desinterés de una Municipalidad puede llegar a
provocar el cierre de una biblioteca. En estos casos el bibliobús puede ser una
solución.
4.
El bibliobús puede ser utilizado para detectar las
verdaderas necesidades de una comunidad que esta solicitando la instalación de
un servicio bibliotecario. Una parada de bibliobús ayudaría a despejar dudas,
porque es mucha la información que se puede recoger sobre el tipo de usuario,
sus hábitos, etc.
5.
El bibliobús es un medio de publicidad en sí mismo. En
lugares donde ya existe es, el servicio mas popular y el mas conocido por la
gente. A menudo, puede estar haciendo más por la difusión de los hábitos de
lectura que muchas campañas de animación. Y si tiene un especial cuidado para
elegir las paradas y se busca aquellos sitios donde se da una concentración de
gente, los resultados pueden ser espectaculares.
6.
Pueden existir necesidades estacionales, que en ningún
caso justificarían la construcción de una biblioteca. Así ocurre por ejemplo
con los campings que en verano se transforman en pequeñas ciudades dedicadas al
ocio lo que las convierte además en campo de cultivo ideal para fomentar los hábitos
de lectura.
7.
Detectar la existencia de grupos con necesidades
especiales. Es mucho más fácil servir materiales en braille a personas ciegas
desde un bibliobús que hacerlo desde una única biblioteca.
8.
Establecer rutas y los horarios para diferentes
paradas. De ello va a depender la calidad del servicio y satisfacción de
usuarios. Hay que pensar que no solo se trata de llegar a los pequeños pueblos.
Existen colectivos de personas viviendo en un mismo lugar, que pueden no
disponer de un servicio de biblioteca adecuado y podrían hacer más rentable una
parada de bibliobús. Estamos pensando en residencias de ancianos, centros sanitarios,
etc.
9.
Excepcionalmente el bibliobús puede ser también una
alternativa de biblioteca escolar que por alguna razón estén deficientemente
equipadas.
La normalización. Los lineamientos según la IFLA
El tamaño de
la colección venía dado por el del vehículo y el equipamiento del bibliobús lo
determinaban el clima, la topografía y las condiciones viales, así como el
presupuesto. El manual incluía
ilustraciones de 21 tipos distintos, pero estaba lejos de ser comprensible y
las críticas apuntaron que carecía de un análisis riguroso de los distintos
tipos de bibliobuses. En 1952 la Library Association (LA) publica en el Reino
Unido “Country Library transport”. Por estas fechas lo más parecido a unos estándares
que tenemos en España, es el proyecto de bibliobús de la Dirección General
de Archivos y Bibliotecas, donde se especifican las condiciones, sobre todo de
distribución del espacio interior del primer bibliobús español.
En 1963 la ALA publica “standards of
Quality for Bookmobile Service”.Esta publicación sirvió como guía para
establecer nuevos servicios de bibliobuses
y como una manera de medir la calidad del servicio que ya está operando. Aborda cuestiones como las
funciones del bibliobús, organización y puesta en marcha de los servicios de
bibliobuses, horarios, fondos, personal y aspectos físicos de los automóviles y
lugares de almacenamiento.
En 1983 la IFLA publica un primer
bosquejo de pautas para bibliobuses. En ellas trata la composición de la
colección, la necesidad de aplicar las nuevas tecnologías y se insiste en la necesidad de que el
servicio móvil sea parte integrante del sistema de bibliotecas. En 1988, la “IV
National Bookmobile Conference”, publica sus directrices en 26 paginas.
En 1991 la IFLA encarga a Robert Pestell
la redacción de unos lineamientos sobre bibliotecas móviles.
En la
introducción se pone énfasis en la necesidad de contar en todo sistema de
bibliotecas públicas desde un principio con este tipo de servicio móvil como
parte vital e integral del mismo. Se trata de un medio viable y económicamente
efectivo.
El capítulo
dedicado al establecimiento de los servicios de bibliotecas móviles comienza
señalando que la responsabilidad de su financiación y gestión puede derivarse
bien de cada uno de los tres niveles de la administración pública.
De los tipos
de servicio móvil dependerán de las características de la población a la que
vaya a atender. En las zonas de asentamiento
en expansión lo normal es que con el tiempo el servicio móvil sea
sustituido por una biblioteca sucursal, pero en las zonas de poco desarrollo
residencial conviene mantener el servicio móvil.
La existencia
de un servicio de biblioteca móvil puede venir determinado por factores geográficos,
zonas cuya población esta dispersa, factores económicos /políticos en las que
no es posible llegar a un acuerdo para establecer una biblioteca fija, etc.
Existen
factores de carácter políticos que pueden cuestionar las pautas anteriores. Hay
que considerar los costos por tipo de servicio. A este respecto no hay que
olvidar que todos los ciudadanos deberían tener iguales oportunidades de acceso
a los servicios bibliotecarios. Así se analiza en estos lineamientos la
disyuntiva entre bibliotecas móviles y bibliotecas sucursales. Debido a la
diferencia que hay según los países en los precios de vehículos, materiales
constructivos, mano de obra, etc. Se recomienda que los gestores públicos
confronten los gastos de un tipo y otro servicio, teniendo en cuenta todos los
gastos. Después se elabora un programa de utilización de cada servicio para
poder estimar su costo. Para ello incluye un esquema con los gastos de
establecimiento y los gastos corrientes o de operación en cada caso.
También hay
que tener en cuenta las características físicas de cada país. Una biblioteca móvil
no tolera carreteras en malas condiciones. El clima es también un factor
determinante, las lluvias en los países tropicales o las zonas de nieve pueden
desaconsejar la utilización de bibliobuses.
En otro punto,
advierten la necesidad de una cuidadosa programación del itinerario de
bibliobuses, aunque siempre dando un margen de flexibilidad para adecuarse a
las circunstancias. Se analizan la distancia y la frecuencia o duración de
estos itinerarios.
El capítulo
dedicado a las finanzas trata el costo de los vehículos y el presupuesto para
el funcionamiento. Recomienda que anualmente se destine una partida para la reposición
del vehiculo, que deberá hacerse en un plazo no mayor a los 10 años.
El capítulo
siguiente lo destina a los vehículos. Limita a tres números de tipos:
camioneta, ómnibus y semirremolque, en los que no puede admitirse una altura y
anchura que no lleguen a 2m. Vehículos más pequeños solo se recomiendan para
servicios especializados.
En el capítulo
dedicado al personal se insiste en la necesidad de que forme parte integral de
la estructura bibliotecaria. Es fundamental contar con personal suplementario
para que, en casos de enfermedad, etc. el servicio no quede interrumpido.
La política de
formación de las colecciones apoyará los objetivos y metas del sistema de
biblioteca al que pertenezca, basado en el análisis y evaluación de las
necesidades de la comunidad, por lo que tendrá un carácter flexible. Se insiste
en la importancia del material audiovisual.
El último capítulo,
dedicado a la publicidad, señala la importancia de que la biblioteca móvil sea
continuamente promocionada, para atraer nuevos miembros y para que los activos
conozcan la diversidad de servicios a su alcance. El vehículo debe estar
decorado llamativamente, con las palabras biblioteca móvil claramente visibles
junto al logotipo y nombre del sistema al que pertenece.
Presente y futuro de los bibliobuses
Uno de los
puntos débiles de los bibliobuses ha sido su sección de referencia. Las
limitaciones espacio-temporales inherentes a este servicio hacían inviable
cargar con cantidad de enciclopedias, guías, etc. Sus colecciones estaban mas
orientadas al préstamo de obras que ha satisfacer las demandas de información
de los usuarios. Esta situación ha empezado a cambiar recientemente gracias al
avance de las tecnologías y el uso de Internet.
Consumada la revolución
tecnológica, el bibliobús podría también ampliar sus usuarios potenciales.
-definir las
necesidades informativas de los usuarios a quienes pretende llegar.
-determinar la
viabilidad técnica de introducir un abanico de servicios de información que usen telemática en
bibliotecas públicas.
-especificar,
conseguir o renovar los vehículos soporte de las bibliotecas movibles,
equipados con hardware y el software necesarios para proporcionar este servicio
a los tres países firmantes.
-procurar una
variedad de servicios en cada una de estas tres áreas para satisfacer la
demanda estimada.
-evaluar la
efectividad y el impacto de las nuevas bibliotecas móviles y los servicios por
ellas prestados en cada zona.
Distribuir los
datos y las conclusiones finales por todas las instituciones y organizaciones
de la Unión Europea ,
con el objetivo de unificar criterios.
El proyecto
esta pensado que se desarrolle en tres etapas: una de identificación de los
grupos y de investigación sobre sus profesiones, ocio, hábitos, etc. Otra en la que, teniendo en cuenta esa
investigación, se diseñan y organizan
los vehículos y se ponen en funcionamiento durante un año. Y una última para
evaluar el trabajo de campo y darlo a conocer.
A la vez que
se trabaja en la renovación tecnológica de los servicios móviles, otros autores
insisten en que el futuro del bibliobús para por la cooperación con otros
servicios. Si se decide enviar un autobús bien equipado de libros y tecnología
hasta un pequeño pueblo de la sierra, ¿Por qué no aprovechar para ofrecer al
mismo tiempo otro tipo de información y ayuda? Los beneficios pueden ser
mutuos.
Conclusiones.
Los servicios móviles
de bibliotecas son fórmulas ideadas para suplir las deficiencias y las
limitaciones de un sistema bibliotecario. No ignoramos que el bibliobús es un pálido
sustituto de la biblioteca fija. Un sustituto que ha demostrado durante casi
cien años su eficacia. A lo largo de este artículo se ha querido definir
algunas de las funciones que le toca cumplir al bibliobús, describir su
situación actual, y apuntar algo que parecía cuestionarse: el bibliobús tiene
futuro; tiene un futuro tan prometedor, o tan incierto, como el resto de las
bibliotecas públicas. Si sabe adaptarse a los nuevos tiempos, sacar provecho de
las nueva tecnologías y hacerse necesario para nuevos colectivos, sobrevivirá.
De lo contrario, quizá no.
* Arana Palacios, Jesús y Olaso Val, Anabel “El
bibliobús es un arma cargada de futuro: Una reflexión sobre los servicios
móviles en biblioteca” España, 1996
Consultado 12/05/2012
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