13 jun 2012

El bibliobús es un arma cargada de futuro


Los servicios móviles de biblioteca-bibliobuses- son métodos para implementar  en la extensión bibliotecaria. El presente artículo centrará su estudio en los bibliobuses y es importante tener presente que los servicios móviles de biblioteca, incluyen también otros medios de transporte. Así algunos países de Asia o del norte de Europa no es extraña la utilización de barcos para acercar la biblioteca a poblaciones de la costa con difícil acceso por carretera. En la India existen bibliotecas ambulantes transportadas en bicicleta.

Un poco de historia
Los primeros bibliobuses empezaron a funcionar en los EE.UU, pero la idea, es el resultado de una serie de tentativas que incluye desde los clubs de lecturas hasta las bibliotecas viajeras. Hacer su historia requeriría estudiar los esfuerzos de los libreros por llevar su mercancía hasta las más apartadas aldeas y estudiar el compromiso de los poderes públicos con la idea de difusión de la lectura. Los bibliobuses nacen cuando esas dos historias se confluyen.
Ya en el siglo XIX, y con fines comerciales se establecieron en Inglaterra las “circulating libraries” (bibliotecas de préstamo), creadas por libreros, que permitían, mediante un abono anual o mensual, retirar libros para su lectura en casa. También es de principios del siglo XIX la idea, puesta en práctica por Samuel Brown  en Escocia, de crear bibliotecas itinerantes. Consistían en pequeños lotes de unos cincuenta volúmenes que se establecieron en todos los pueblos donde pudiera encontrarse una persona que se responsabilizara de los libros. La biblioteca se renovaba cada dos años y se quería crear en número suficiente para que cualquier ciudadano pudiera encontrar una a  menos de dos millas de distancia de su residencia. Fue William Brown (hermano de Samuel), quien tiempo después puso en marcha la misma iniciativa en EE.UU.
En 1893, Melvin Dewey que trabajaba en la biblioteca de Albany (New York) obtuvo permiso para probar un método, que consistía en enviar colecciones viajeras a lo largo de todo el condado. El experimento tuvo tanto éxito que fue imitado en otros lugares de los EE.UU. En  1897 algunos clubs de mujeres, con el ánimo de difundir la lectura, empezaron a enviar libros por  tren a las montañas para ser luego distribuidos con animales de carga. En 1905 empezó a funcionar un sistema de reparto de libros a domicilio. También esta iniciativa fue imitada, con la particularidad de que se cobraban unas cuotas por este servicio bibliotecario. Los libros se transportaban en carros y la cuota se cobraba anualmente. Ya en 1904 Mary Titcomb, sugirió la necesidad de crear un “carro-biblioteca” para proporcionar libros a los granjeros a través de una ruta que incluía 66 estaciones. En 1905 Joshua Thomas empezó a recorrer la primera ruta servida ya de una manera sistemática por un servicio móvil de la biblioteca. Así se dio comienzo a la verdadera historia de los bibliobuses. En los años treinta los servicios bibliobuses se fueron extendiendo a lo largo de todo el país. En la 53 º Conferencia Anual de la  American Library Association (ALA) celebrada en 1931 se discutió sobre el papel de los bibliobuses en la sociedad americana. En 1937 operaban 60 bibliobuses en todos los EE.UU., siete años mas tarde, a pesar de la crisis por la guerra mundial, este número había ascendido a 300. En 1950 esta cantidad se había duplicado y para 1956 eran ya 900 los bibliobuses. Mientras tanto, otros países habían ido acogiendo entusiasmo por la idea. Los primeros bibliobuses se introdujeron en Japón, en 1946, en Pakistán, en 1957 y en Bélgica en 1959. Los bibliobuses conocieron un gran auge en los años sesenta. En la década de los setenta, debido a la crisis del petróleo, también los bibliobuses sufren una gran crisis en todo el mundo, dejaron de funcionar. La imagen negativa de los bibliobuses fue difícil de cambiar en los años ochenta, cuando la atención de todos se volvió hacia la automatización.


Funciones de los bibliobuses

1.      Llegar hasta aquellos lugares a donde no llegan las redes de bibliotecas tradicionales.
2.      Los bibliobuses pueden ser una solución provisional para cubrir necesidades de aquellos lugares que han experimentado un rápido crecimiento sin dar apenar tiempo a reaccionar a los poderes públicos en los que a servicios se refiere.
3.      También puede suceder el caso contrario: pueblos y barrios que ven como reduce drásticamente su censo de población, hasta el punto de desaconsejar seguir manteniendo servicios con los que habían contado en el pasado. A veces el propio desinterés de una Municipalidad puede llegar a provocar el cierre de una biblioteca. En estos casos el bibliobús puede ser una solución.
4.      El bibliobús puede ser utilizado para detectar las verdaderas necesidades de una comunidad que esta solicitando la instalación de un servicio bibliotecario. Una parada de bibliobús ayudaría a despejar dudas, porque es mucha la información que se puede recoger sobre el tipo de usuario, sus hábitos, etc.
5.      El bibliobús es un medio de publicidad en sí mismo. En lugares donde ya existe es, el servicio mas popular y el mas conocido por la gente. A menudo, puede estar haciendo más por la difusión de los hábitos de lectura que muchas campañas de animación. Y si tiene un especial cuidado para elegir las paradas y se busca aquellos sitios donde se da una concentración de gente, los resultados pueden ser espectaculares.
6.      Pueden existir necesidades estacionales, que en ningún caso justificarían la construcción de una biblioteca. Así ocurre por ejemplo con los campings que en verano se transforman en pequeñas ciudades dedicadas al ocio lo que las convierte además en campo de cultivo ideal para fomentar los hábitos de lectura.
7.      Detectar la existencia de grupos con necesidades especiales. Es mucho más fácil servir materiales en braille a personas ciegas desde un bibliobús que hacerlo desde una única biblioteca.
8.      Establecer rutas y los horarios para diferentes paradas. De ello va a depender la calidad del servicio y satisfacción de usuarios. Hay que pensar que no solo se trata de llegar a los pequeños pueblos. Existen colectivos de personas viviendo en un mismo lugar, que pueden no disponer de un servicio de biblioteca adecuado y podrían hacer más rentable una parada de bibliobús. Estamos pensando en residencias de ancianos, centros sanitarios, etc.
9.      Excepcionalmente el bibliobús puede ser también una alternativa de biblioteca escolar que por alguna razón estén deficientemente equipadas.

La normalización. Los lineamientos según la IFLA

El tamaño de la colección venía dado por el del vehículo y el equipamiento del bibliobús lo determinaban el clima, la topografía y las condiciones viales, así como el presupuesto.  El manual incluía ilustraciones de 21 tipos distintos, pero estaba lejos de ser comprensible y las críticas apuntaron que carecía de un análisis riguroso de los distintos tipos de bibliobuses. En 1952 la Library Association (LA) publica en el Reino Unido “Country Library transport”. Por estas fechas lo más parecido a unos estándares que tenemos en España, es el proyecto de bibliobús de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, donde se especifican las condiciones, sobre todo de distribución del espacio interior del primer bibliobús español.
En 1963 la ALA publica “standards of Quality for Bookmobile Service”.Esta publicación sirvió como guía para establecer nuevos servicios  de bibliobuses y como una manera de medir la calidad del servicio que ya  está operando. Aborda cuestiones como las funciones del bibliobús, organización y puesta en marcha de los servicios de bibliobuses, horarios, fondos, personal y aspectos físicos de los automóviles y lugares de almacenamiento.
En 1983 la IFLA publica un primer bosquejo de pautas para bibliobuses. En ellas trata la composición de la colección, la necesidad de aplicar las nuevas tecnologías  y se insiste en la necesidad de que el servicio móvil sea parte integrante del sistema de bibliotecas. En 1988, la “IV National Bookmobile Conference”, publica sus directrices en  26 paginas.
En 1991 la IFLA encarga a Robert Pestell la redacción de unos lineamientos sobre bibliotecas móviles.
En la introducción se pone énfasis en la necesidad de contar en todo sistema de bibliotecas públicas desde un principio con este tipo de servicio móvil como parte vital e integral del mismo. Se trata de un medio viable y económicamente efectivo.
El capítulo dedicado al establecimiento de los servicios de bibliotecas móviles comienza señalando que la responsabilidad de su financiación y gestión puede derivarse bien de cada uno de los tres niveles de la administración pública.
De los tipos de servicio móvil dependerán de las características de la población a la que vaya a atender. En las zonas de asentamiento  en expansión lo normal es que con el tiempo el servicio móvil sea sustituido por una biblioteca sucursal, pero en las zonas de poco desarrollo residencial conviene mantener el servicio móvil.
La existencia de un servicio de biblioteca móvil puede venir determinado por factores geográficos, zonas cuya población esta dispersa, factores económicos /políticos en las que no es posible llegar a un acuerdo para establecer una biblioteca fija, etc.
Existen factores de carácter políticos que pueden cuestionar las pautas anteriores. Hay que considerar los costos por tipo de servicio. A este respecto no hay que olvidar que todos los ciudadanos deberían tener iguales oportunidades de acceso a los servicios bibliotecarios. Así se analiza en estos lineamientos la disyuntiva entre bibliotecas móviles y bibliotecas sucursales. Debido a la diferencia que hay según los países en los precios de vehículos, materiales constructivos, mano de obra, etc. Se recomienda que los gestores públicos confronten los gastos de un tipo y otro servicio, teniendo en cuenta todos los gastos. Después se elabora un programa de utilización de cada servicio para poder estimar su costo. Para ello incluye un esquema con los gastos de establecimiento y los gastos corrientes o de operación en cada caso.
También hay que tener en cuenta las características físicas de cada país. Una biblioteca móvil no tolera carreteras en malas condiciones. El clima es también un factor determinante, las lluvias en los países tropicales o las zonas de nieve pueden desaconsejar la utilización de bibliobuses.
En otro punto, advierten la necesidad de una cuidadosa programación del itinerario de bibliobuses, aunque siempre dando un margen de flexibilidad para adecuarse a las circunstancias. Se analizan la distancia y la frecuencia o duración de estos itinerarios.
El capítulo dedicado a las finanzas trata el costo de los vehículos y el presupuesto para el funcionamiento. Recomienda que anualmente se destine una partida para la reposición del vehiculo, que deberá hacerse en un plazo no mayor a los 10 años.
El capítulo siguiente lo destina a los vehículos. Limita a tres números de tipos: camioneta, ómnibus y semirremolque, en los que no puede admitirse una altura y anchura que no lleguen a 2m. Vehículos más pequeños solo se recomiendan para servicios especializados.
En el capítulo dedicado al personal se insiste en la necesidad de que forme parte integral de la estructura bibliotecaria. Es fundamental contar con personal suplementario para que, en casos de enfermedad, etc. el servicio no quede interrumpido.
La política de formación de las colecciones apoyará los objetivos y metas del sistema de biblioteca al que pertenezca, basado en el análisis y evaluación de las necesidades de la comunidad, por lo que tendrá un carácter flexible. Se insiste en la importancia del material audiovisual.
El último capítulo, dedicado a la publicidad, señala la importancia de que la biblioteca móvil sea continuamente promocionada, para atraer nuevos miembros y para que los activos conozcan la diversidad de servicios a su alcance. El vehículo debe estar decorado llamativamente, con las palabras biblioteca móvil claramente visibles junto al logotipo y nombre del sistema al que pertenece.

Presente y futuro de los bibliobuses

Uno de los puntos débiles de los bibliobuses ha sido su sección de referencia. Las limitaciones espacio-temporales inherentes a este servicio hacían inviable cargar con cantidad de enciclopedias, guías, etc. Sus colecciones estaban mas orientadas al préstamo de obras que ha satisfacer las demandas de información de los usuarios. Esta situación ha empezado a cambiar recientemente gracias al avance de las tecnologías y el uso de Internet.
Consumada la revolución tecnológica, el bibliobús podría también ampliar sus usuarios potenciales.
La Comisión Europea puso en marcha en enero de 1994 el proyecto MOBILE. El proyecto finalizara a principios de 1997. En el dice:
-definir las necesidades informativas de los usuarios a quienes pretende llegar.
-determinar la viabilidad técnica de introducir un abanico de servicios de       información que usen telemática en bibliotecas públicas.
-especificar, conseguir o renovar los vehículos soporte de las bibliotecas movibles, equipados con hardware y el software necesarios para proporcionar este servicio a los tres países firmantes.
-procurar una variedad de servicios en cada una de estas tres áreas para satisfacer la demanda estimada.
-evaluar la efectividad y el impacto de las nuevas bibliotecas móviles y los servicios por ellas prestados en cada zona.
Distribuir los datos y las conclusiones finales por todas las instituciones y organizaciones de la Unión Europea, con el objetivo de unificar criterios.

El proyecto esta pensado que se desarrolle en tres etapas: una de identificación de los grupos y de investigación sobre sus profesiones, ocio, hábitos, etc. Otra  en la que, teniendo en cuenta esa investigación, se diseñan  y organizan los vehículos y se ponen en funcionamiento durante un año. Y una última para evaluar el trabajo de campo y darlo a conocer.
A la vez que se trabaja en la renovación tecnológica de los servicios móviles, otros autores insisten en que el futuro del bibliobús para por la cooperación con otros servicios. Si se decide enviar un autobús bien equipado de libros y tecnología hasta un pequeño pueblo de la sierra, ¿Por qué no aprovechar para ofrecer al mismo tiempo otro tipo de información y ayuda? Los beneficios pueden ser mutuos.

Conclusiones.

Los servicios móviles de bibliotecas son fórmulas ideadas para suplir las deficiencias y las limitaciones de un sistema bibliotecario. No ignoramos que el bibliobús es un pálido sustituto de la biblioteca fija. Un sustituto que ha demostrado durante casi cien años su eficacia. A lo largo de este artículo se ha querido definir algunas de las funciones que le toca cumplir al bibliobús, describir su situación actual, y apuntar algo que parecía cuestionarse: el bibliobús tiene futuro; tiene un futuro tan prometedor, o tan incierto, como el resto de las bibliotecas públicas. Si sabe adaptarse a los nuevos tiempos, sacar provecho de las nueva tecnologías y hacerse necesario para nuevos colectivos, sobrevivirá. De lo contrario, quizá no.

* Arana Palacios, Jesús y Olaso Val, Anabel “El bibliobús es un arma cargada de futuro: Una reflexión sobre los servicios móviles en biblioteca” España, 1996
Consultado 12/05/2012


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